19 oct 2006

de esto de escribir...

Simplificar un poco las palabras puede ser una ingenua manera de pretender que el mensaje sea más directo, más claro, más sencillo, o incluso más honesto, aunque la honestidad no tiene que ver con metáforas o discusiones descosidas, sino con el trasfondo que las compone... Al final del día tantas explicaciones llegan como deben de llegar al que las guste leer, al que no se pregunta por las desconsideraciones y el que lejos de leer la voz de alguien más se propone a leer con su propia voz. Es el mismo lenguaje, pero no el mismo pensamiento. Esa es la diferencia, que no siempre se trata de tratar de adivinar las cuestiones de vida que está viviendo quien genera el mensaje, sino las propias que al leer se comprometen al mismo tiempo de intentarlo, y no con los caracteres, sino consigo mismo; tampoco con el escritor, sino con su caracter de ser vivo, un igual que decide expresar de esta forma una necesidad, o una obligación... Decían en otros recuerdos míos que un escritor sin lectores no es escritor, y que un escritor que no piensa en su público no es un verdadero escritor. Pero también dicen que si no hay lector no hay motivo para escribir, y se vuelve un círculo vicioso, a pesar de que la comunicación se ha vuelto un tema fundamental para analizar y discutir, y por lo general se nos va de las manos que más que otra cosa, más que tener un propósito humanista, filantrópico o de lo que podamos inventar es una necesidad de nuestra condición social, y ahora lejos de ser de una elite educada, es de quien se identifica...

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