Los invito...
(Si el vínculo no funciona, sólo copien y peguen en el navegador y
comprenderán una de las razones por las cuales cambio de domicilio...)
Casi la misma dirección, el mismo título... Pero qué quieren, así son las cosas...
Por si las dudas aún son más fuertes que los datos.
Me agaché, en el gran silencio del mediodía, roto sólo por algunas voces de pájaros y por el zumbido de las cigarras, y defequé.
Silly season. He rea don, seated calm above his own rising smell. Los seres humanos aman el perfume de sus propios excrementos pero no el olor de los ajenos. En el fondo, forman parte de nuestro cuerpo.
Estaba experimentando una satisfacción antigua. El movimiento tranquilo del esfínter, entre toda esa vegetación, me despertaba confusas experiencias previas. O es un instinto de la especie. Yo tengo tan poco de lo que es individual, y tanto de lo que es específico (tengo una memoria de humanidad, no de persona) que quizá estaba disfrutando sencillamente de un placer ya experimentado por el hombre de Neanderthal. Que debía de tener menos memoria que yo, no sabía ni siquiera quién era Napoleón.
Cuando acabé, se me ocurrió que debía limpiarme con hojas, debía de ser un automatismo, porque desde luego no lo había aprendido en ninguna enciclopedia. Tenía conmigo el periódico, arranqué la página de los programas de la televisión (al fin y al cabo, en Solara no hay tele).
Me levanté y miré mis heces. Una hermosa arquitectura de caracola, todavía humeante. Borromini. Debía de tener bien el intestino, porque ya se sabe que hay que preocuparse sólo si las heces son demasiado blandas o incluso líquidas.
Veía por primera vez mi caca (en la ciudad te sientas en la taza y luego tiras enseguida al agua sin mirar). Ya la estaba llamando caca, como creo que hace la gente. La caca es lo más personal y reservado que tenemos. El resto pueden conocerlo todos, la expresión de tu cara, tu mirada, tus gestos. También tu cuerpo desnudo, en la playa, en el médico, mientras haces el amor. Incluso tus pensamientos, porque sueles expresarlos, o te los adivinan los demás por cómo miras o por lo apurado que te muestras. Claro, habrá también pensamientos secretos […], pero en general también los pensamientos se manifiestan.
En cambio, la caca no. Exceptuando un período brevísimo de tu vida, cuando tu madre te cambia los pañales, después es sólo tuya. Y como mi caca de ese momento no debía de ser distinta de las que había producido en el curso de mi vida pasada, entonces, en ese instante me estaba reencontrando con el yo de los tiempo olvidados, y probaba la primera experiencia capaz de enlazarse con un sinnúmero de otras experiencias previas, incluso las infantiles cuando hacía mis necesidades en las viñas.
Quizá, si miraba bien a mi alrededor, encontraría todavía los restos de la caca que había hecho entonces y, si triangulaba de forma adecuada, el tesoro de Clarabella.
Pero ahí me paraba. La caca todavía no era mi infusión de tila; habría sido curioso, ¿cómo podía pretender llevar a cabo mi recherche con el esfínter? Para recobrar el tiempo perdido no se requiere de diarrea sino asma. El asma es pneumática, es soplo (aunque trabajoso) del espíritu: es para los ricos que pueden permitirse habitaciones tapizadas de corcho. Los pobres, en los campos, no hacen de alma, sino de vientre.
Aún así, no me sentía desheredado sino contento, quiero decir verdaderamente contento, de una manera que nunca había experimentado tras el despertar. Los caminos del Señor son infinitos, me dije, pasan también por el agujero del culo.
Hace rato andaba buscando a un par de niños, disfrazados de Rómulo y Remo, repartiando latigazos a quien pasara cerca con el fin de purificar sus cuerpos y otrogarles la fuerza y poder de concepción de las cabras. Vamos, un ritual típico de los Lupercales. El caso es que dudo que me los encuentre, pero debo reconocer que hubiera sido extremadamente divertido. Hablo de un látigo hecho de la piel de y pelo de cabra, pero decir que el ejemplo de "masculinidad" no está en el ese "powe force" que anuncian en la tele (y tampoco en el que vende el doctor simi) sino en la bendición de un látigazo, sería pretender que eso del "Patrón de los enamorados" lo entenderíamos en su contexto original.
Es una lástima que no sean los lupercales. Creo que por ahí alguien andaría matando cabras, y pegándole a las vírgenes con su piel... Pero ese "Patrón de los enamorados" no es ni cupido ni valentín, ojetes ladrones de Luperco, porque no se trata más que de fertilidad y el instinto sexual irreprimible de los seres humanos. Si, tan santitos nosotros regalando chocolates, florecitas, y hasta tarjetitas, y peor tantito, atribuyéndole cualidades de amistad!!!!
Empecemos por las tarjetitas. Eso de que "be my valentine" en una tarjetita, viene de cuando en la antigua Roma, en los lupercales, en honor al dios Luperco, también conocido como Pan, quien era el dios de la potencia generadora de la naturaleza, símbolo del hombre sexual irreprimible e insaciable, y ejemplo de los instintos humanos. Este Pan violaba a todo aquél que osara cruzar los bosques, hombres, mujeres, niños, ancianos, y de ahí la palabra "pánico", porque es lo que causaba. Era medio humano y medio cabra ( y si le sumamos el tridente de Neptuno tenemos a nuestro diablo actual). El caso es que eso de las tarjetitas nace de otra forma. POrque de una cajita, los muchachos romanos, sacaban a ciegas una prenda, la cual llevaba el nombre de la muchacha que debía de ser compañera de diversión durante todo el año.
"Patrono de los enamorados"??? "Patrono de los calenturientos", venga, que para seguir siendo tan hipócritas y negarlo, ji, cómo no?? Osea que tarjetita tarjetita, "Be my valentine" y hasta el año que viene no te suelto muchachito... Jaja...
ESo de Valentín llegó mucho después, porque resulta que en el siglo III un emperador, un tal Claudio II, impidió los lupercales, y asi mismo lanzo un edicto donde prohibía el matrimonio, porque según él los soldados casados no eran tan fuertes ni tan valiosos como los solteros. Y Valentín, un obispo, decidió que era hora de hacerse de un nombre en la historia, y empezó a casar a la gente clandestinamente, hasta que fue descubierto, torturado, y finalmente degollado. ¡¡Todo un mártir!!
Osea, que las tarjetitas, que empezaron a volverse comerciales en EUA (en dónde si no), y que tomaron fama en la época del amor cortés (ergo, cuando el amor quedaba siempre fuera del matrimonio, en amantes para ser más exactos) son para quienes van a divertirse juntos todo el año, los chocolates para incendiar esos instintos que Luperco tanto anuncia, las flores para disimular el pánico, y la parafernalia sólo para gastar dinero y darle algo a quien se dedica a escribir las frases por las que pagas tanto en una tarjetita, flor, globo o mierdita para darle a alguien y que se sienta aceptado...
NO, este año no destrozo el 14 de febrero. No es tan malo cuando llegas a casa repleta de chocolates para tí solita (de los efectos secundarios no voy a ser sincera ahora), pero al final me gusta la idea de elegir con quién he de ser libre de divertirme todo un año... A poco ustedes no?