22 nov 2006

Cumpleaños


Hoy acabo de darme cuenta que el hecho de celebrar mi cumpleaños podría hacer que en mí recayeran cosas malas. Le pasó a Job, le pasó a Herodes... Porque, para aquél que tenga la duda, resulta que celebrar un cumpleaños no es algo "bueno", porque no es una fiesta de Dios, y que, como dijo Salomón, es mejor el día de la muerte que el día del nacimiento. Resulta que la celebración del cumpleaños viene de una tradición "pagana", porque se trata de una tradición impuesta años ha por la "astrología". Aunque cabe destacar que las nuevas y actuales fiestas de cumpleaños, sobre todo de los niños, donde en su fecha reciben regalos, escoge un menú y recibe un pastel de mantequilla o de mermelada con una velita, añadiendo además que los griegos solían celebrar a Artemisa con una torta, en su día, y creían además que cada uno de nosotros tiene un espíritu cuidador que está presente el día de nuestro alumbramiento. No olvidemos que decir "feliz cumpleaños" era una manera, en sociedades paganas antiguas, supersticiosa de proteger a los seres queridos de los malos espíritus, además de que los ruidos y los aplausos en la celebración eran para alejar a los malos espíritus también. Vamos, cabe destacar que la Iglesia Católica rechazó la celebración del cumpleaños hasta el siglo VI.

Al final, resulta que esto de celebrar el cumpleaños es algo pagano, pero es divertido. Quizá sea por eso, al final no creo que estemos aquí para aburrirnos y sólo honrar a quien impuso las reglas, porque al final quienes las cumplimos somos nosotros y no ellos. Así que si algo malo me sucede hoy, será porque se me ocurrió celebrarlo, y quien decida sumarse a la celebración corre el riesgo de ser testigo o culpable de dicho resultado. Pero se invita a correr el riesgo.

Sinceramente a mí sí se me antoja un pastelillo de cumpleaños, apagar un velita (o un encendedor), pasarlo a gusto. Las tradiciones del pueblo, a mí me gustan, y creo que a muchos también, al final siempre son una excusa para una reunión con aquéllos que aprecias y te aprecian. ¿Si Mafalda me felicita, por qué no?

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